incineración, ventajas y desventajas
Se conoce como incineración a la combustión de materia orgánica hasta que ésta queda reducida a cenizas. Cuando lo que se incinera son restos humanos es más apropiado hablar de cremación, aunque ambos términos se admiten indistintamente al hablar de este proceso funerario cada vez más extendido en nuestro país.
La incineración de cuerpos humanos se sabe que existe desde el Neolítico y se vincula con la higiene y la salud. Se hacía para evitar la propagación de plagas y enfermedades. En la Edad de Bronce aparecen las primeras urnas funerarias. En la época clásica se sabe que la cremación ya era una práctica muy habitual.
Quizá nos parece que es un sistema moderno porque es en los últimos años cuando más se ha popularizado la opción de la cremación. En España este hecho se relaciona más con el momento en que la Iglesia Católica admitió la incineración como un método tan válido como la inhumación.
Los ritos funerarios también van cambiando con el paso del tiempo y, en nuestro país, la incineración ha dejado de ser una opción minoritaria. Cada año que pasa la cremación es más popular y ya se prefiere a los enterramientos tradicionales.
También en Zaragoza, que fue una de las primeras ciudades de España en instalar un horno para cremaciones junto a Madrid y Barcelona. Fue en el año 1979.
En nuestra ciudad, desde el año 2008 se realizan más cremaciones que entierros en el Cementerio de Torrero, el principal de Aragón. El pasado año se ejecutaron aquí unas 3.000 incineraciones.
Cuando fallece un familiar y va a ser incinerado, los pasos a seguir serán los mismos que realizamos frente a un entierro tradicional: Solicitaremos los servicios de una funeraria. El difunto será trasladado desde casa o desde el hospital a un tanatorio. Allí será velado por su familia y amigos hasta que se realice su ceremonia de despedida. Cuando ésta finalice, el cuerpo del difunto se desplazará al crematorio para proceder a su incineración.
Los crematorios son unas salas que se encuentran en los tanatorios. Dichas salas cuentan con uno o varios hornos industriales diseñados especialmente para realizar esta función. Estos hornos alcanzan temperaturas superiores a 800ºC. El proceso tiene una duración de unas dos horas y desintegra el cuerpo totalmente. Queda reducido a cenizas.
La incineración de un cadáver se realiza siempre de manera individual. Se suelen utilizar ataúdes especiales (libres de metales y barnices) para reducir la contaminación ambiental. El cuerpo se prepara previamente liberándolo de joyas, flores,…
Una vez finalizada la cremación, las cenizas son entregadas en una urna a las familias. Éstas dispondrán de ellas según sus deseos o los del propio difunto. Pueden enterrarse, depositarse en un columbario o panteón, esparcirse en algún terreno de su propiedad, guardarse en el domicilio familiar,…
Cuando en vida el difunto no ha mostrado su preferencia por ser incinerado o enterrado, es la familia quien debe elegir una u otra opción. Suele ser una decisión complicada y para tomarla se acostumbra a comparar las ventajas y desventajas de ambos procesos. Se tienen en cuenta factores religiosos, culturales, medioambientales, económicos y prácticos.
En Servicios Funerarios Tempus, las cremaciones van mucho más allá de un servicio, un horario y una urna funeraria. Queremos que nuestro trato cercano y los protocolos en la despedida para la posterior entrega nos distingan del resto. El trato personalizado, la transparencia y el buen servicio a nuestros clientes nos define.