Celebrar el día de Todos los Santos es una costumbre muy arraigada en España. Un día festivo nacional en el que se recuerda y homenajea a los familiares y amigos fallecidos.
La celebración del día de Todos los Santos tiene su origen en el siglo IV. Aunque no fue hasta el siglo VIII cuándo se fijó en la fecha del 1 de noviembre que se ha mantenido hasta hoy en día. Al ser una fiesta de origen y tradición religiosa, principalmente católica y ortodoxa, se celebra en infinidad de países del mundo.
El día de todos los Santos se ha convertido con el paso de los siglos en un día de tradición y familia. Las familias se reúnen esta jornada para acudir a los cementerios a homenajear a sus seres queridos ya fallecidos. Una excusa perfecta para mantener vivo su recuerdo. El simbolismo de que no los olvidamos con el paso de los años.
Una vez en el camposanto, es costumbre limpiar y reparar las lápidas de las tumbas y los nichos funerarios. También llevar flores y objetos simbólicos con los que agasajar a los difuntos con cariño y respeto es habitual para celebrar el día de Todos los Santos.
Las reuniones familiares de esta jornada festiva se producen además alrededor de la mesa. Es muy típico compartir juntos una comida que finaliza con postres elaborados para la ocasión. La idea es que los vivos se reúnen para recordar a los muertos.
También manda la tradición en el tipo de flores que llevamos cuando visitamos a nuestros difuntos. La simbología de cada flor es diferente y en esta ocasión se eligen las consideradas más adecuadas.
Para agasajar a nuestros familiares fallecidos lo más habitual es elegir flores que representan homenaje, inocencia, pureza, recuerdo, amistad, … Flores como los crisantemos, los claveles, los lirios, las rosas, … son elegidos cada año para celebrar el día de Todos los Santos por las familias. Así, los cementerios se llenan de color y olor.
Esta es la fecha es la más importante para los floristas, pues es el día del año que más flores venden.
En nuestro país también es muy usual que todas las celebraciones se relacionen con una comida especial. Para celebrar el día de Todos los Santos las pastelerías se llenan de dulces típicos y muy apetitosos.
Dependiendo de la zona de España, los dulces populares varían, aunque los más tradicionales se repiten en todas las comunidades.
Los buñuelos son un claro ejemplo. Su suave masa puede ir rellena de chocolate, nata o crema. Y dice la leyenda que por cada buñuelo que se consume ¡se salva un alma del Purgatorio!. También destacan los huesos de santo, una masa de mazapán cilíndrica y rellena de yema de huevo, que hace las delicias de los más golosos. Y los panellets, muy valorados por los amantes del dulce en Valencia y Cataluña. Están hechos con masa de almendras y recubiertos con piñones.
Recuerdos, anécdotas, flores, dulces, … Cualquier excusa es buena para reunirse con la familia y juntos celebrar el día de Todos los Santos.