Elegir flores para el día de Todos los Santos es una tradición que siguen año tras año las familias de nuestro país. Esta costumbre tan arraigada se repite en todos los cementerios de España y reúne a las familias con una sensación agridulce. Recordar juntos a sus familiares y amigos difuntos y rendirles homenaje, esta es la esencia de este día de difuntos tan especial.
El origen de esta tradición se remonta al siglo IV, aunque fue en el siglo XI cuando se estableció el día 1 de noviembre como el día de Todos los Santos, la jornada destacada para recordar a todos los difuntos. Originalmente fue una costumbre cristiana, aunque poco a poco se han ido sumando a la festividad otras religiones y culturas.
Este día es una jornada festiva y no laboral, lo que facilita la celebración en familia.
Con el paso de los años, las familias han ido añadiendo tradiciones a la celebración del día de Todos los Santos. Inicialmente esta jornada se desarrollaba simplemente acudiendo al cementerio en familia a limpiar las lápidas de sus difuntos y colocar nuevas flores en las tumbas. También se dedicaban oraciones en grupo a los finados.
Poco a poco se han incorporado nuevas rutinas de índole social, cultural e incluso gastronómico. Todas con la intención de mantener vivo su recuerdo, de demostrar que no nos olvidamos de ellos.
Encender velas en casa, en las iglesias o en el cementerio es otra de las tradiciones adquiridas. Con este acto se pretende perpetuar el recuerdo o orar por el descanso de las almas.
Degustar postres típicos también es ya una tradición arraigada en nuestro país. Saborear los característicos ‘buñuelos de viento’ o los ‘huesos de santo’ en la comida familiar del día de Todos los Santos es el plan perfecto para los más golosos.
Y acudir al teatro a disfrutar de funciones como ‘Don Juan Tenorio’ es para muchos otro plan en familia ineludible este día. Una representación que se repite cada año y que triunfa por su escena final, ambientada en el día de difuntos.
Pero la tradición más antigua y que ha logrado perdurar hasta nuestros días es la de llevar flores a los difuntos.
Agasajar con flores a los familiares y amigos fallecidos es una acción obligatoria para la mayoría de las familias en el día de Todos los Santos. Llenar de flores los cementerios y otros lugares de enterramiento simboliza el amor por nuestros fallecidos y la perpetuación de su recuerdo.
Elegir las flores con mimo es parte del ritual, pues cada una de ellas recoge una interesante simbología con significado propio. Las flores escogidas para este día son las que representan homenaje, pureza, recuerdo, amistad, duelo, gratitud, …
Tradicionalmente, para llevar al cementerio las familias eligen principalmente rosas, crisantemos, lirios y claveles. Son las flores más típicas para el día de Todos los Santos.
Hablando de significado, podemos destacar el de las rosas, representando amor, valentía, agradecimiento, pureza.
Los crisantemos son otra de las flores estrella de este día. Su escenificación de tránsito, recorrido y eternidad las hacen muy adecuadas para esta conmemoración.
Los lirios y su representación duelo, así como los claveles, mostrando homenaje y respeto, son las flores preferidas por las personas mayores para sus ofrendas. Y quizá las más solicitadas este día en las floristerías. El día de Todos los Santos es el día preferido de los floristas, pues es la jornada que más venden de todo el año.
Todas estas variedades de flores son muy apropiadas también para un funeral o un entierro, pues su simbología representa en cualquier caso el homenaje de las familias a sus difuntos.